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CACHORRO MUNTAIN WOLVES.
Un compromiso con la raza.
Criar es un compromiso con la vida del perro y con la raza. No se trata simplemente de cruzar un macho con una hembra, ni de lucrar, ni de multiplicar perros. Implica una gran responsabilidad, que mal asumida afecta directamente en la vida de los animales y arruina la raza.
Los progenitores de cada una de nuestras camadas son seleccionados con anticipación. Se considera lo genético, toda la sangre que hay detrás de cada uno, y luego la estructura de los mismos. Siempre apuntando a respetar el Estándar de la Raza y en cada cría lograr cachorros típicos, armónicos y sanos. Además se tiene en consideración las aptitudes del perro para la vida en familia y su carácter.
Nuestros cachorros nacen en un ambiente familiar, un hogar adecuado. El pastor suizo, debido a su naturaleza como perro de familia y de trabajo, es una raza que no acepta de ningún modo el hacinamiento y el encierro. Por eso procuramos que cada nuevo cachorro se desarrolle en un hogar conformado por una manada de humanos y perros que influyen considerablemente en el desarrollo que tiene el perro en sus primeros meses de vida.
Los perros deben recibir las correctas estimulaciones tempranas, y para esto se necesita un ambiente adecuado. Por simple que parezca, el primer contacto con la luz del sol, el frío, el calor, la brisa, el pasto, la tierra, los ruidos fuertes y nuevos, son estímulos que marcan el crecimiento del cachorro y fomentan el buen desarrollo del sistema inmunológico.
Nuestros cachorros crecen en una manada de perros conformada por líderes y seguidores, otras razas de pastores, de distintas edades, que convive en completa armonía. Además de la constante convivencia con personas y amistades que hacen entender al cachorro el concepto de FAMILIA. Esto es de suma importancia, ya que los cachorros copian absolutamente todo lo que ven de sus adultos, “sus mentores”. Esto es un comportamiento natural heredado del lobo, ya que la madre presenta a la jauría los cachorros cuando estos ya pueden ver y caminar, para que el completo grupo de lobos se encargue de la crianza, educación y alimentación de los pequeños. Aprenden cosas cotidianas como tomar agua, jugar, dormir, descansar en la sombra y cosas complejas, como el funcionamiento de la jerarquía, el respeto de los líderes y la comunicación.
Es aquí el momento cuando ellos comienzan a demostrar su carácter y primeros rasgos de personalidad. Se asoman los líderes y los seguidores, los atrevidos y los osados, los independientes y los que tardan en despegarse de la madre. Observarlos y analizarlos es muy importante para luego destinar al cachorro al correcto grupo familiar.
Tal como un niño, un perro que no crece en el ambiente adecuado ni con los correctos estímulos y cuidados, queda marcado de por vida, física y psicológicamente.
Infaltable la correcta desparasitación y el completo plan de vacunación.
“Mountain Wolves” apunta su crianza a cumplir con el compromiso de un verdadero criador, lo cual implica respeto por la vida y con la raza.
Maruina Jones.
AMBIENTACIÓN DEL CACHORRO
UNA RAZA DE FAMILIA.
No se trata sólo de buscar perros de correcta estructura, también hay que considerar el desarrollo psicológico del perro.El ambiente en el cual el cachorro nace, crece y se termina de desarrollar, lo marcarán tanto como la genética que sus padres le han heredado.
En principio "el carácter" del cachorro dependerá básicamente de tres factores:
-Lo que sus padres le hereden.
-Lo que aprenda en sus primeros meses de vida donde es completamente receptivo a todo tipos de estímulos que van a influir sobre su temperamento y carácter.
-El ambiente y trabajo que haga su futura familia al criarlo
Los primeros dos factores son responsabilidad del criador, y es allí donde uno debe hacer lo mejor a su alcance. Esto incluye, seleccionar ejemplares con temperamentos estable y adecuados, revisar la progenie de dichos reproductores controlando que a pesar de ser ellos correctos, de ellos no provenga mal carácter; y segundo, brindar todo lo necesario al cachorro, desde el día en que nace hasta el día que abandona la casa del criador, para que pueda desarrollar correctamente sus habilidades para relacionarse con perros y personas, y tener una buena base para un carácter equilibrado.
El resto del desarrollo del cachorro en su nuevo hogar lo marcará, y también influirá.
Correctamente criado por sus dueños, y con una buena selección de genes y ambientación por parte del criador, el resultado debe ser un cachorro con un carácter ejemplar. Cualquier tipo de falla en estos tres factores, conllevará a posibles problemas de temperamento.
Al margen de esto, cada raza tiene sus particularidades, que deben ser tomadas en consideración como casos particulares. Específicamente el Pastor Suizo es un perro de pastoreo, con un marcado instinto de protección ( aún más que otros pastores), constante atención a
todo lo que debe resguardar y el medio que lo rodea, lo cual lo lleva a ser un excelente perro de guarda y defensa. Genéticamente está "programado" para cuidar su hogar, su territorio y a los suyos; tal como el antiguo pastor debía cuidar las ovejas, controlar que ninguna escapase, avistar y percibir depredadores antes de que estos atacasen, y en caso necesario defender el rebaño; el perro moderno lleva estas cualidades y aptitudes hacia el hogar.
Es un perro que disfruta más que nada de la compañía de su familia, se trate de una sola persona, de sólo adultos, o incluya niños, o también otros perros. Presentando una cuota de desconfianza con las personas que él no conoce.
Estas cualidades no deben ser llevadas al extremo, donde generen perros excesivamente desconfiados, que puedan reaccionar de manera agresiva o temerosa, frente a extraños. Deben tener la capacidad perceptiva de discernir entre las personas amigas que su propio dueño deja entrar al hogar y con la cual mantiene confianza, y aquellos usurpadores de mala intención que están poniendo en peligro la seguridad de su familia.
Debido a esto, consideramos que una raza como el Pastor Blanco Suizo debe crecer en un grupo familiar que le inculque como convivir con personas y con otros perros, y esto también implica, reconocer las reglas que deben respetarse.
Consideramos que no puede esperarse demasiado de un cachorro que nace y una vez fuera de la paridera crece en un canil, ajeno a la vida en familia y al entorno social con otros canes. Esto claramente marcará al cachorro, y continuando con este tipo de crianza, empobrecida de algún modo, generación tras generación en caniles, se irán perdiendo aptitudes de la raza y fijando problemas en el carácter.
Nuestros cachorros crecen en un ambiente al aire libre, donde pueden disfrutar del clima (en lo bueno y en lo malo) y de los estímulos necesarios, aprender de ello, y también descubrir y desarrollar cada parte de su organismo. Son presentados no sólo a la familia, si no también a amigos del entorno para que de esta forma logren aprender a relacionarse con personas, lo cual les dará la capacidad de ser felices y de disfrutar del núcleo familiar que luego sea su hogar definitivo.
Al tener edad suficiente para salir de la paridera, son presentados a una manada de perros que conviven en perfecta armonía con su correcta línea de liderazgo claramente establecida. De ellos los cachorros aprenderán absolutamente todo, pues naturalmente están en una edad en la cual imitan todo de los adultos que conforman su manada. Pues lo mismo sucede con los lobos, sus parientes más cercanos; cuando la loba considera que ya es hora de presentar a la manada los cachorros, el completo clan se encarga de la crianza, cuidado y alimentación de los mismos;
los perros como los lobos, son animales que viven en manadas y no solitarios, y es entonces de crucial importancia para ellos, aprender a convivir con otros perros. Entenderán sobre la existencia de líderes y seguidores, al tiempo que ellos mismos descubren su propio carácter, el respeto hacia los adultos y las actitudes que su madre pueda llegar a presentar.
Maruina Jones.
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