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"MOUNTAIN WOLVES": 

" El verdadero criador no es quien vive de sus perros, es quien vive para sus perros."

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La historia de una Familia
 

El afijo Mountain Wolves abarca más que planes de cría, abarca más que perros reproductores, y dista de ser la simple denominación de un “criadero de perros”. Mountain Wolves es la historia de una manada, conformada en su mayoría por perros que yo misma traje al mundo; Mountain Wolves es la historia de una familia, que engendra generaciones nacidas en casas persiguiendo una idea en la raza y una línea de sangre, pero también persiguiendo un estilo de vida; sí, un estilo de vida auténtico y original.

“Mountain Wolves” fue el registro del nombre del criadero en FCA, y en su momento y a pesar de mi pasión por la crianza, decidí que el afijo del criadero no podía solo ser eso. Un nombre por sí mismo no hace nada ni dice nada, lo que realmente le daría valor sería lo que se representaría con ese afijo. Sería el apellido de los perros que nacerían en casa y el apellido de mi legado. Abarcaría el nombre de un “Kennel”, y contendría el sello personal de la línea de sangre en la cual estoy trabajando y la tipicidad de perros que persigo; pero también abarcaría un estilo de vida auténtico con los perros en la montaña, y sería un total reflejo de mi personalidad. Sería una idea original, que se volvería realidad y en la cual debía trabajar.

La historia Mountain Wolves remite al sueño de una adolescente de vivir en la montaña con su gran manada de perros. No es solo el criadero, no es solo la raza. El proceso llevó muchos años, pero no lo empecé sola: los perros siempre estuvieron conmigo, el camino fue compartido, cada paso y cada huella, cada experiencia buena y mala, cada suceso que nos llevó hasta el lugar donde estamos ahora y nos hizo lo que somos. Este fue un trabajo conjunto, codo a codo con los perros, por lo cual el mérito siempre será de la manada. Ya no solo fue mi sueño, se transformó en algo más. Por lo que entendí que todo el proceso se volvió realmente la historia de los miembros de una familia, la familia Mountain Wolves.

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Somos gente de montaña
 

Toda historia familiar, viene marcada por un lugar: Mendoza. Muchos hablan de esta provincia como “La tierra del sol y del buen vino”, pero, a mí parecer y como buena mendocina, creo que lo más increíble que tiene este valle son sus montañas. En efecto, las más altas de toda América. Vivir sobre la Cordillera y disfrutarla a pleno, en sus cuatro estaciones, definió el lugar donde estaría nuestro hogar. Ni tan lejos de la ciudad, ni tan lejos de la naturaleza que tanto nos da para disfrutar.

No ubicamos en un hermoso pueblito de montaña denominado por los lugareños como “Colonia Suiza”, en el departamento de Luján de Cuyo. Es una zona habilitada municipalmente para la tenencia de animales domésticos, incluso de granja. El entorno nos rodea de cerros conocidos que podemos observar desde nuestro predio, mañana, tarde y noche. El cordón Cacheuta, El Cerro Comisión, El Cerro Camello, el Volcán Tupungato, entre otros, y entre los cuales discurre el río Mendoza. A tan solo 10 kilómetros de distancia, transitando por la ruta 82, está una de nuestros lugares favoritos: El Dique Potrerillos. Rodeado de montañas y limitando con el majestuoso Cordón del Plata. Lugar en donde muchas de nuestras aventuras ocurren.

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La manada y los lazos de Familia
 

Disponemos de un amplio predio, en donde los perros disfrutan sueltos el día a día. Ya que muy grande podría ser el lugar, pero si los animales no pueden circular libremente o tienen vida encerrados en caniles, de nada serviría el espacio. Si bien disponemos de cómodos caniles, estos solo los utilizamos en determinados momentos en los cuales, por la seguridad de los animales, es mejor que los mismos permanezcan encerrados y controlados.

En efecto, una de las particularidades que me encanta de esta raza, es el hecho de poder convivir con la manada y trabajar con la misma, es por esto que los perros deben estar en su mayoría de tiempo sueltos y juntos, conviviendo tal como sus antepasados los lobos, y no encerrados en los caniles. Realmente se siente una energía familiar, lazos que nos unen a todos por algo más que la relación “perro-dueño”. La manada lo es todo, y su equilibrio depende exclusivamente del jefe a cargo.

Ser el alfa de una manda tan grande, abarca mucho más que el trabajo de un criador de perros (que de por sí, no es poca cosa), implica además tener conocimientos sobre comportamiento animal y etología canina, y ser capaz de llevarlos a la práctica en todo momento. No se puede criar, trabajar y convivir con animales que uno no sabe o no puede manejar. La exigencia es constante, es diaria, en cada hora y cada día. Tal como en la naturaleza, la manada depende de sus líderes: si estos son débiles, la manada se desorganiza y no sobrevive.

Esta maravillosa raza permite el trabajo en manada, y el muy poco uso de los caniles. La cría de perros se vive a flor de piel y se disfruta de una forma ancestral y genuina, en cada una de sus etapas, conectando de hecho nuestra parte humana con la naturaleza salvaje y sus leyes.

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Estilo de vida Mountain Wolves

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Y debido a todo esto, podrán entender que no puedo imaginar una vida en paralelo sin mis perros. Es por eso que todo aquello que disfruto en la vida, además del trabajo, son actividades y salidas que siempre comparto con los perros.

Nací en Mendoza y entendí la verdadera grandeza de la naturaleza observando la gigantesca y majestuosa Cordillera de Los Andes. Aquí hay mucho por disfrutar y hacer, por lo cual, vivir con los perros en un predio que se encuentra en la montaña no es suficiente. La idea de poder sacarlos afuera de casa, y que experimenten estas aventuras conmigo, es parte de este gran estilo de vida. Las experiencias compartidas y los cálidos momentos, forman parte de nuestra historia y fortalecen los lazos familiares de la manada.

Es por esto que la raza se adaptó perfectamente a mi idea de vida, pues salir a deleitarse de la montaña y vivir en ella, no es algo sencillo. Este perro fue ideal: rústico, resistente y atlético, capaz de poder disfrutar de las largas caminatas por los cerros; con buena salud y aptitud física; inteligente y con sus instintos básicos a flor de piel; familiero y protector de los suyos, como todo buen perro pastor.

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CRIADERO FAMILIAR.

 

Cuando hablamos de crianza familiar, es básicamente para remarcar que no se trata de una granja de perros o un productor de cachorros, en donde la única finalidad es producir perros masivamente para vender, sin importar ninguna cuestión concreta, como calidad, mejoramiento y menos hablar de buscar un hogar correcto.

Pero cabe remarcar que tampoco nos referimos a una crianza informal o casera al decir “crianza familiar”, que muchas veces suele ser confundida con aquellas cruzas “caseras” que hacen personas que no son criadores capacitados ni experimentados.

METODOLOGÍA DE CRIANZA : 
 

PERROS QUE SE ADAPTEN AL ESTÁNDAR:

 

Como bien es sabido, todas las razas tiene un Estándar, en donde se detalla minuciosamente todos los requerimientos que debe tener un perro de una determinada raza. 

 

Ser criador no es algo simple, no al menos para quién se lo tome en serio y decida ser realmente un PROFESIONAL en la materia de la crianza. En cada camada no se trata de cruzar dos perros "de raza" al azar y esperar que nazcan cachorros "de raza" simplemente por esto. No es así de fácil ni se puede lograr una crianza selectiva con tal mediocridad.

 

Siempre ha sido la crianza selectiva una labor que necesita de un ojo crítico y diría, casi clínico, exigente, que busque complementar la fisonomía de dos perros y al mismo tiempo su genética. Para esto el criador debe estar en constante aprendizaje de la raza que cría, y el pasar de los años tiene que traer experiencias que al final terminen formando a un verdadero criador. El estudio de los perros, su historia, linajes, tipicidades, genética, es sumamente indispensable. Así como también entender la raza a fondo en cuestiones de salud y problemas típicos que se presentan.

 

Lograr el perro ideal que el criador tiene en mente, es algo que requerirá de años y de cruzas, de selección y de generaciones nacidas en casa. Es algo complicado, pero al mismo tiempo apasionante. Quien no tenga esta pasión y este deseo por mejorar una raza y lograr cada vez perros más típicos y correctos, no puede considerarse a si mismo un criador. Ya que no debemos olvidar que estamos hablando de la crianza de animales de raza, y eso históricamente ha significado un trabajo para entendidos y no un mero hobbie sin exigencias.

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